Fiesta: 25 de Febrero
Religioso Franciscano
Religioso Franciscano
En
la actualidad su cuerpo incorrupto descansa en una urna de cristal en el
convento franciscano de Puebla de los Angeles de México
Nació en Gudiña, Galicia (España), el 20 de enero de 1502. De niño
se contagió en una epidemia. Los enfermos eran obligados a vivir apartados y su
madre lo llevó a una solitaria choza. Allí una loba lo mordió y con la
hemorragia se curó de la enfermedad. Desde entonces tuvo un especial amor e
influencia con los animales. Le agradaba
la vida de campo por su paz que conduce a hablar con Dios. Aunque no fue a la
escuela ni aprendió a escribir, desarrolló muchas habilidades útiles: arreglos
de edificios y fabricación de carros, cultivo, toda clase de trabajo de finca,
etc. Pastoreó las ovejas de su padre hasta la edad de 20 años cuando se fue de
mayordomo a una hacienda en Salamanca que pertenecía a una joven viuda, hermosa
y rica. Ella se enamoró de el. Para no caer en la tentación, Sebastián dejo el
lugar y se fue a Zafra, a trabajar en otra finca al servicio de Pedro de
Figueroa, pariente del Duque de Feria. Pero allí una de las hijas del dueño
también comenzó a rondarle. Volvió a mudarse, esta vez a Sanlúcar de Barrameda,
de donde partían los barcos a América. Trabajó allí siete años bien pagado y
pudo enviarle a sus hermanas la dote que se acostumbraba para el matrimonio.
Pero en ese lugar fue otra vez asediado por las mujeres. Esta vez, la hija del
dueño y una joven de Ayamonte. Entonces, teniendo 31años de edad, se embarcó
para América donde vivió el resto de su larga vida. Su confesor le recomienda
que ayude a las hermanas clarisas que estaban pasando miseria. En el año 1573
les cede a las clarisas sus bienes, que ascendían a unos 20,000 pesos,
quedándose solo con 1000 pesos como le pidió su confesor por precaución por si
no perseveraba. Se va el mismo a servirles en calidad de portero.
El 9 de junio de 1574, a los 72 años de edad, recibe el hábito de franciscano en el convento de
México. Da desde el principio un gran ejemplo de humildad haciendo cualquier
servicio con prontitud. Sufre mucho, en parte por el trato de los jóvenes del
noviciado y porque sus superiores, al verlo tan anciano no se desdicen en
dejarle profesar. Por fin a los 73 años, el 13 de junio de 1575 recita la
solemne fórmula: “Yo, fray Sebastián de Aparicio, hago voto y prometo a Dios vivir en
obediencia, sin cosa alguna propia y en castidad, vivir el Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo, guardando la Regla de los frailes menores”. Y un fraile firma
por él, pues es analfabeto. A los 98 años se sintió morir por causa de una
hernia. Llega al convento y queda postrado en el suelo al modo de San
Francisco. Pidió a los franciscanos que rezaran el credo y cuando decían:”Creo
en la resurrección de los muertos y en la vida eterna”... se quedó muerto.
Muchísimos habitantes de Puebla asistieron a su entierro. Dos veces fue
desenterrado su cadáver y las dos veces apareció incorrupto. Al morir quedó su
rostro como de un hombre de 60 años pacíficamente dormido, como si estuviera
vivo. 968 milagros fueron documentados en su proceso de beatificación. Fue
beatificado en el año 1789-
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